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El loco Bielsa


Algunas somos fanáticas del fútbol y manejamos el tejemaneje de los campeonatos y las ligas nacionales. Otras con suerte sabemos qué rayos es un offside o cuántos árbitros hay en un partido de fútbol (para las despistadas, aclaramos la duda: hay un solo árbitro). Pero más allá de las diferentes adhesiones frente a este deporte y la pasión que despierta en las masas, hay hechos que trascienden el ámbito propio de los fanáticos del balonpié. Aunque ha pasado harto tiempo, ahora que se confirma su continuidad como Director Técnico de la selección, conviene recordar a Marcelo Bielsa, un hombre que ha sido más que fútbol.


Pese a que lo trataron de "roto" por despreciar en Pinto Durán y luego en La Moneda el saludo de Sebastián Piñera, desatando la ira del gobierno y los instintos autoritarios de cierta idiosincracia chilena para la cual el respeto frente a la autoridad es más importante que la expresión libre de nuestra disidencia e indignación frente a la injusticia (¿se acuerdan de María Música?); Marcelo Bielsa ha tenido la valentía de expresar lo que muchos sentimos frente al gobierno del Sr. Piñera.


Aunque muchos aún no lo saben, Bielsa tenía más de una razón para sentirse molesto ante la idea de saludar a un presidente y a un subsecretario de deportes que no sólo profitan hasta hoy del "negocio" del fútbol a través de las acciones de "Blanco y Negro", sino que dificultaron la labor de Bielsa, al obstaculizar el préstamo de ciertos jugadores para la selección. El llamado "loco" Bielsa ha defendido el fútbol en su calidad de deporte "de y para" el pueblo frente a las ambiciones de quienes lo han transformado en un lucrativo negocio: cuando el año 2009 el entonces presidente y accionista de un 30% de "Blanco y Negro" Gabriel Ruiz-Tagle (hoy Subsecretario de Deportes del gobierno y todavía -¡qué descaro! accionista del 30% de Colo-Colo) propuso al director de la ANFP que las ganancias del Canal del Fútbol no debían repartirse equitativamente entre los distintos clubes de Chile, sino que los tres más grandes -Colo-Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica- debían recibir una tajada mayor, el Sr. Bielsa no dudó en manifestarse en contra. Si a esto sumamos el hecho de que el mismísimo hermano de Marcelo, Rafael Bielsa, fue sometido a cruenta tortura durante la dictadura militar argentina, no es difícil entender su frialdad hacia el presidente Piñera y nos inclinamos a admirar su valentía por manifestar su humano oprobio frente a un hombre que no ha hecho más que lucrar a costa de los más desamparados. Dígannos ustedes qué es más humano y más noble, si respetar a la autoridad y a las jerarquías o manifestar la oposición frente a lo que nos parece incorrecto, licencioso o derechamente inhumano. Aquellos que en la historia prefirieron la vía de la obediencia y respeto a la autoridad son ya conocidos por haberse limitado a "seguir órdenes" y "cumplir la ley y el deber".

Todo lo que contamos aquí ya ha sido dicho, pero conviene siempre repetirlo, quizás Bielsa no es el loco, sino el único que ha sido capaz de decir la verdad en un país hipnotizado por los medios, el individualismo y el neoliberalismo a ultranza, el loco a veces no es más que el único cuerdo capaz de señalar la desnudez del emperador:

“Si hubiera podido, me robaba el plasma. ¿Saben por qué yo me lo robaba? Porque yo estaba en Pinto Durán, había un televisor Sony, que no lo había pagado. Era de la federación, un regalo, y yo estaba preocupado por si se caía. Y no era ni mío. ¿Qué quiere decir eso? Que, haciendo la proyección, hubiera robado porque con todo lo que tengo materialmente, estaba preocupado por un televisor que no pagué. ¿Cómo un tipo medio, de a pie, como se dice aquí, no hubiera robado? (…)”.

“Te dicen (en la publicidad) que sos un tarado por no tener un plasma y más cuando se va a jugar un Mundial. Cuando el televisor te lo venden en cien cuotas, no saben tampoco si tú lo vas a poder pagar. Las dos partes se engañan. Con una diferencia, eh: cuando se venden todos los televisores en 100 cuotas, se gana el 20 por ciento, entonces todos los demás están en condiciones de arriesgar, porque ya pagaron el televisor y ya ganaron (…)”.

“Cuando alguien dice ‘mirá, en vez de pagarlo en 100 cuotas, que es un robo, róbalo. Porque otro hizo el trabajo sucio, quebró la vidriera y sacó el candado’, la gente entra y lo saca, no porque sean malos, sino porque han sido empujados a esa cuestión. No podemos situarnos en una posición en que yo soy el bueno y todos los demás son los malos, sin que la crítica y el resentimiento nos ganen, porque yo soy el único que batalla, porque soy el único perfecto (…)”.

“No hay que justificar ni satanizar. Hay que tomar conciencia de implementar un cambio. Hay que tener autocrítica para mejorar”.